
Performance e instalación que cuestiona los significados estratificados del trabajo, el territorio y el valor, invitando al público a reflexionar sobre las nociones de centro y periferia, poder y resistencia. La obra toma su nombre del término “sobrecarga”, que significa tanto el peso de una responsabilidad excesiva como, en minería, el material (tierra, arena y roca) que se encuentra sobre el mineral valioso y que a menudo se desecha como residuo.
La performance gira en torno a una instalación de sacos de arena llenos de materiales orgánicos e inorgánicos, recogidos en el desierto de Atacama: tierra, sal, escombros mineros, residuos y otros subproductos conocidos como «flujos ocultos». Estos materiales –típicamente considerados sin valor– se convierten en el núcleo de la instalación, planteando cuestiones sobre lo que la sociedad considera digno y lo que desecha.
Realizada en el Muelle Histórico, lugar histórico de comercio y tránsito, la performance reflexiona sobre el movimiento de mercancías, personas y poder. Los sacos de arena evocan ideas de transporte, almacenamiento y comercio, mientras que su contenido subvierte las expectativas de valor e intercambio. Durante la presentación, un grupo de personas activará el espacio mediante una serie de gestos coreografiados –cargar, trazar, marcar y cartografiar–, creando patrones efímeros que recuerdan a antiguos geoglifos; vastos dibujos de la tierra utilizados históricamente con fines espirituales, de navegación o políticos. La manipulación física de las pesadas bolsas se convierte en un ritual colectivo de trabajo y transformación.
La participación de Shahrzad Malekian, Bianca Hisse y Christian Danielewitz cuenta con el apoyo del Fondo de Remuneración de los Artistas Visuales de la Asociación Noruega de Artistas Visuales, la Oficina de Arte Contemporáneo (OCA) de Noruega, y Grosserer L.F. Foghts Fond.

